Primero repasemos, la nomenclatura A.D. (Anno Domini, ‘año del señor’ en latín) no comenzó a emplearse en tiempos de Cristo, sino hasta el año 525 AD debido a la tarea del monje matemático Dionisio. La gente le pidió que diera mayor precisión al calendario para tener la capacidad de calcular mejor cuándo empezaba semana santa. Lo notable fue que Dionisio en lugar de traer luz al problema, concluyó en un resultado que ubicaba el nacimiento de Cristo hacia el año 4 antes de Cristo.
La nomenclatura AD empezó a usarse mucho después de la propuesta de Dionisio, de hecho los propios papas católicos no empezaron a utilizarlo de forma regular hasta el siglo X, y los griegos cuatro siglos más tarde.
Está claro que en tiempos de Jesús, la gente no utilizaba como referencia el nacimiento de Cristo. Los romanos utilizaban en aquel entonces otra referencia temporal significativa: El año de fundación de Roma por Rómulo y Remo (“anno urbis conditae” o AUC para abreviar), tal es entonces que Jesucristo nació alrededor del año 750 AUC. Posteriormente desde el acceso de Diocleciano al trono imperial. (anni Diocletiani – anni martyrum). En Babilonia se contaban a partir de la conquista del país por Seleuco Nicátor.
Otros datos sobre el año cero se puede encontrar en la wikipedia