En estos tiempos, la conversación obligada que surge es sobre cómo repensarnos, reinventarnos o qué oportunidad aprovechar de esta nueva realidad covid19 mediante.
Posiblemente sean millones los que están pensando en lo mismo y claramente las alternativas evidentes saltan en la cabeza de todos. Así la competencia será feroz en esos ámbitos, fundamentalmente ya que muchos negocios van a dejar de existir tal como venían operando hasta el momento.
En 2001, la fuerte devaluación en Argentina provocó una ventana de oportunidad y muchos abrieron nuevas actividades de ocasión que no tuvieron, en su mayoría, demasiado futuro. Esto fue así fundamentalmente porque la gente se dedicó a cosas que, aparentemente convenientes, pero que no eran de su dominio.
Las empresas y los empresarios, logran su estatus de tales porque han sido capaces de demostrar una diferencia en su campo de expertise, es decir, son buenos en lo suyo.
Creo que la oportunidad del momento es hacer lo que se venía postergando porque había que atender el negocio tal como era y ahora parece que dejó de ser. Tal vez esta obligación de recrear nuestros negocios es la oportunidad de hacer lo que se dejaba de lado explorar por falta de tiempo o desarrollar nuevos productos o interactuar con otras industrias.
Soy un convencido de que la oportunidad es hacer lo que hacemos mejor de una nueva manera, tal vez en otro campo, con otro medio de distribución o comunicación, difusión o marketing. Cambiar el paradigma de negocio pero no el foco de actividad. El empresario de la construcción es bueno a la hora de planificar obras, cashflow y contratar infinidad de gremios para terminar algo en forma eficiente, a tiempo y con un presupuesto determinado para después comercializarlo. No tienen que ser necesariamente casas.
El desafío no es encontrar la oportunidad sino identificar en qué somos realmente buenos para así aplicarlo a un nuevo entorno.