Al final del mundo romano, justo en el alba de la llamada Baja Antigüedad, en un período caracterizado por el desmantelamiento de estructuras anteriores y la mezcla de culturas y sociedades diferentes, las creencias mágicas también se mezclaron, dando nacimiento a nuevas realidades que surgieron de los intercambios entre la cultura romana, la judeocristiana y la germánica.
La primera cuestión importante a destacar consiste en que, en aquel tiempo, las fronteras entre la magia y la religión no estaban establecidas tan claramente en la mentalidad de la gente. Entre los romanos, por ejemplo, las prácticas mágicas abundaron y eran la parte del ritual religioso. Observar el vuelo de los pájaros o las tripas de los animales para predecir el futuro, componer amuletos y fórmulas para atraer la buena o la mala fortuna, encantar objetos o fabricar filtros y pociones, mediar con fuerzas espirituales invisibles, hacer ungüentos y recitar encantos para curar, para proteger o para perjudicar a otra gente.
Todas estas prácticas formaban parte del sistema romano de creencias, no muy diferentes de los rezos, las ceremonias o los sacrificios que ofrecían a los dioses. ¿Pero entonces, cuando apareció en realidad la palabra “magia” y qué significó para la gente de la antigüedad? Ya en el siglo V a. C., la palabra griega mageia se utilizaba para referirse a las actividades de los sacerdotes zoroástricos de Persia, conocidos como magoi. Las creencias y prácticas atribuidas a aquellos magoi se veían tan oscuras y peligrosas porque diferían de la religión griega. En aquellos tiempos, la palabra mageia también se usaba peyorativamente para referirse a algunas prácticas realizadas por los campesinos griegos y romanos, desviadas de las prácticas religiosas oficiales del Imperio Romano. Así pues, durante la época romana, la palabra “magia“, se estableció en la lengua latina para designar algunas prácticas percibidas como diferentes o desviadas del culto romano oficial y a veces incluso para designar el fraude o el engaño. Fue con este significado que la palabra “magia” pasó a las lenguas románicas durante el Medioevo.
Pero para entonces la idea antigua de magia ya había sido relacionada con un concepto mucho más oscuro surgido de la religión cristiana: el concepto de “superstición”. Tomad nota de esta palabra, ya que será crucial para entender la percepción de la magia durante la Edad Media. ¿Qué sabemos sobre la superstición? ¿Y cuándo fue descrita la magia como tal? Con la llegada de las religiones monoteístas al final del Imperio Romano sobre todo la judeocristiana , el patrón mental, en cuanto a la magia, cambió para siempre. Creyendo en un único Dios verdadero, los cristianos consideraron una amplia gama de creencias y prácticas realizadas por sus contemporáneos como esencialmente falsas o “supersticiosas”.
Muchas de las actividades realizadas anteriormente por la gente de la antigüedad, incluyendo las prácticas de mageia, los autores cristianos las consideraron diabólicas y equivocadas. Además, puesto que aquellas prácticas se apartaron de la única religión verdadera, sólo podían ser asociadas a los demonios y debían por tanto ser erradicadas. Este cambio marcaría la evolución de la cultura occidental en los siglos venideros, puesto que las llamadas “creencias supersticiosas” fueron vistas como incorrectas y peligrosas por las nuevas autoridades religiosas, quienes entonces insistieron en su extirpación para abrazar totalmente la nueva religión de Cristo. Sin embargo, la magia sería un aspecto central de la nueva sociedad medieval.
Una amplia gama de fuentes atestiguan las creencias mágicas compartidas por hombres y mujeres de todos los estratos sociales. Posteriormente se verán algunos ejemplos de esta característica del pensamiento mágico de la sociedad medieval, de cortes reales a pueblos de campesinos y hasta algunos entornos eclesiásticos. Se manifestarán los esfuerzos emprendidos por algunas élites medievales para terminar con las prácticas mágicas y las creencias practicadas por la gente de los territorios cristianizados de Europa. Un esfuerzo que no fue del todo conseguido durante el medioevo. Pero por ahora seguiremos examinando la evolución de la idea de magia a lo largo de la época medieval.